Sáb. May 18th, 2024

En 2018, todo estaba hecho por Nicolás Maduro. Queda un año más, como 2024, para celebrar elecciones presidenciales en Venezuela y los votos fluirán. El líder chavista decidió convocar con antelación a los comicios; eliminó cualquier jurisdicción que conllevara la facultad de ejercer control sobre la incapacidad de los candidatos y otras manos judiciales de su conocimiento; y entró en escenarios acalorados donde su legitimidad se fracturó. Ese año, la comunidad internacional se cruzó de brazos en señal de desaprobación por su reelección considerada defectuosa. Las relaciones se rompen, los negociadores degradan a los empresarios.

El presidente llegó en 2018, el último del primer período como relevo de la muerte del eterno comandante de la revolución Hugo Chávez, luego de haber soportado intensas jornadas de protestas contra sus fuerzas de seguridad reprimidas con violencia y hoy ante el Tribunal Penal. Investigación internacional sobre los posibles crímenes de humanidad. Provocó la conflagración de la hiperinflación, la desaparición repentina de alimentos y medicinas y los primeros picos de migración masiva de venezolanos. Pero esta semana, Maduro rebobinó la cinta de este año y se encontró con algo mucho más grave que sucedió este año sin plantear cosas: la traición estaba hablándole al oído en cada consejo de ministros.

El mandatario admitió en televisión que desde principios de 2018 se había vuelto más cómplice de la conspiración contra Tareck El Aissami, lo que le permitió convertirse en vicepresidente del año y del año. Fue apenas el segundo en la frontera, sino que aceptó el problema mientras pensaba en recomponer la economía y equilibrar la lucha contra la inflación, generada por los controles de la economía impulsiva de los tiempos de Hugo Chávez — del cual ambos se dicen hijos—, tratando de perseguir las ganancias que acumuló el bolívar en su indeterminable devaluación hasta finalmente admitir la libre circulación del dólar que aseguró que el enemigo fuera pulverizado y terminó adoptando el seudónimo de REF —de referencia—, la abreviatura con la que hoy indica todos los precios en Venezuela, siguiendo el recuerdo de los tiempos en que hablar de dólares era delito.

Maduro comenzó a mover piezas en el rompecabezas que, desde hace varias semanas, dejaba en las calles de la prensa al fiscal Tarek William Saab que hacía los primeros cinco episodios de una película cada día más enrevesada, en la forma en que llamó a PDVSA Cripto y en la que hará perder 21.000 millones de dólares a la nación, producto de la venta de petróleo en el mercado negro sin haber sido notificado al respecto. La hija de este hijo se unió a la diversión un año después. El Aissami, como ministro de Petróleo, entregó su cargo detenido por otros funcionarios y desapareció del mapa sin explicaciones de los alcaldes. Hace una semana hubo señales de vida: la agencia tributaria Saab publicó fotografías de uno de los hombres más poderosos del gobierno involucrado en los tribunales.

No sabemos en qué circunstancias nos preguntamos ni cómo. Se hará cargo entonces de todo el peso de la revolución y será un superministro que llevará en adelante el título de traidor. En las últimas revelaciones que el fiscal siempre hace en el mediano plazo, los dos hombres terminan en la misma conspiración, aparentemente organizada por videos de Zoom, reportando testimonios del chavismo, como el empresario Samark López, identificado hoy por Maduro como su derecha. quien estaba sobre él. mano derecha en 2018, y opositores al gobierno como Julio Borges y Leopoldo López, unidos en el exilio y en las órdenes de captura y extradición que quienes lo dictaron esta semana, llevan más de una década enfrentados políticamente.

Los audios comenzaron a funcionar para dar un giro en el marco de la corrupción, un mayor número de delincuentes que acumulan el chavismo en investigaciones en jurisdicciones de otros países, hicieron una conspiración política internacional. «Es importante notar cómo fue en la primera mitad de una carrera que se perdió», le dijo Samark López a Borges, esta es la pregunta que le enviará a El Aissami de la conversación para que al parecer busque establecer un canal de comunicación directa con el gobierno en medio de la pandemia.

El fiscal de Saab presentó capturas del 2020 y testimonios recibidos durante los interrogatorios a Samark López con el mono azul que llevan presos. En uno de los informes entre Borges y el líder Carlos Ocariz, el empresario hacía que su análisis de la situación podría ser una transición política en Venezuela en la que los líderes opositores, El Aissami y López -sancionados y bien bloqueados en Estados Unidos- – Unidos desde 2017—y el embajador estadounidense James Story. En otra conversación con el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, investido con las procesiones y sin mucho contexto para escuchar los planos que se orquestan, la implicación permite la reflexión política. “Al mismo tiempo, cuando tenemos dictado, me siento muy pesado con la pregunta, sigo la pregunta, como un buen demócrata. Pero si algo se dicta es ahora”, comenta Samark López.

El fiscal aseguró que entre los corruptos comerciantes de Pdvsa, incluso antes de El Aissami, estaban Julio Borges y Leopoldo López —presos en Ramo Verde desde 2014 y luego en un asilo de ancianos hasta 2017—. Era la era de Rafael Ramírez, donde Chávez estuvo al frente de la industria durante una década y se defendió en una de las primeras purgas del chavismo en la era Maduro. Los opositores, que siempre tienen las habituales sospechas de cualquier conspiración denunciada por el gobierno, reciben parte del alquiler de gasolina a los viajeros de los contratos de los interesados. “La historia de estos personajes es vomitiva”, comentó esta semana en televisión, entre pruebas claras y otras sobre el caso PDVSA Cripto, que detuvo a 67 personas. “Leopoldo López participó activamente en el golpe de Estado de abril de 2002, está firmemente activo en el Carmonazo (el decreto que emitió Pedro Carmona cuando pudo aprobarlo en 2002), al igual que María Corina Machado. Ninguna pantalla en la ruta electoral”.

Leopoldo López respondió a las revelaciones con un desafío. “También tuvieron conversaciones para explorar la salida de Maduro. A ti también te tienen grabado”, escrito en X arrobando al fiscal. Entonces, admití haber tenido contacto con funcionarios del gobierno y fuerzas de seguridad para tratar de exponer los agravios que Maduro tiene en casa. Ocariz dijo que se trata de acusaciones falsas y explica que las reuniones con Samark López se hicieron para tender puentes con el gobierno para implementar los acuerdos sociales negociados para enfrentar la pandemia y obtener mejores garantías para las elecciones parlamentarias de este año. Borges, a su vez, sostuvo que la intención fiscal debe estar atenta a las elecciones para que se tomen menos de tres meses, suficientes para que puedan ocurrir nuevos actos inesperados en este marco.

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